Espacios Digitales en tiempos de COVID-19

SOCIAL MEDIA

Espacios Digitales en tiempos de COVID-19

Emanuel Santoro

DGC

El aislamiento social es una de las particularidades de este contexto de coronavirus, donde la socialización tradicional se ve totalmente vulnerable, y con esto no solo nuestras tareas rutinarias sino nuestra identidad. Este atravesamiento universal, implica una rápida adaptación o intento de instrumentación con las herramientas digitales.


Home office, videollamadas, educación a distancia, eventos en vivo vía streaming, ninguno de estos conceptos son nuevos, pero sin dudas el desarrollo de la pandemia a nivel global, ha generado un antes y un después en su significante. Nos encontramos desarrollando nuevas conductas, o profundizando aquellas que teníamos algo de práctica en digital.

En estos días, el campo digital se ha convertido en un puente que rompe con el paradigma o quizás lo vuelve a cuestionar, con lo que antes de la cuarentena era interpretado como sujetos aislados a través de la tecnología, donde preponderan concentraciones casuales, efímeras, no vinculantes, con una capacidad obstaculizada de construir un nosotros y en la que prolifera el ruido.

Dentro de esta nueva concepción de aislamiento en cuarentena, se potencia la necesidad de construir espacios digitales que permitan una comunicación vinculante. Una necesidad ya existente por las condiciones de la vida cotidiana antes de la pandemia, pero que hoy se ve reforzada. Estamos viendo a las empresas volcarse, como pueden, a sus canales digitales.

Creándolos desde cero o incluso improvisando la utilización de diferentes plataformas para la atención al cliente, reemplazar servicios prestados de forma presencial, hasta en la comunicación interna con sus colaboradores.

Cuesta pretender hoy, algún tipo de planificación ante este tipo de sucesos, pero como mencionamos al principio de la nota, no estamos hablando de ningún concepto nuevo, sino de lo que ya exigían las acciones digitales en situaciones cotidianas, y no tan cotidianas como tenemos ahora. Porque además de intentar constituir un nuevo proceso digital en tiempo record, operará en mayor o menor medida, pero de manera inevitable la resistencia al cambio.

Para minimizar distancias, ante este tipo de hechos, es fundamental tomar conciencia sobre las comunidades o grupos en digital. La RAE define el significado de la palabra comunidad como:

a. Una cualidad común, que pertenece o se extiende a varios.
b. Al conjunto de las personas de un pueblo, región y nación.
c. Conjunto de personas vinculadas por características o intereses comunes, entre otros.

En cuanto a los grupos desde la mirada de la Psicología Social de Pichon Rivière, menciona a ellos como “Conjunto de personas ligadas por constantes de tiempo y espacio, y articuladas por su mutua representación interna, y con una tarea explícita común”.

De ambas definiciones podemos interpretar que lo común, es parte de lo vinculante o lo permite, pero además aparece la noción de un espacio concreto para eso suceda. Ante esta premisa trasladamos este significado hacia el campo digital.

¿Podemos afirmar que en cada canal de red social o plataforma digital existe una comunidad o un grupo? ¿Toda concentración es una comunidad o un grupo digital? Es probable que ante este tipo de preguntas, tendremos diferentes tipos de respuesta, pero ¿es posible hablar de comunidad o grupo y no hablar del espacio digital en donde sucede?

Acá es donde podremos unificar criterios, ya que comprendemos la comunicación como la posibilidad de construir un vínculo perdurable en el tiempo, que requiere la definición del espacio de encuentro digital donde sucederán las interacciones.

¿Qué implica pensar en un espacio digital?

. Comprender los espacios digitales como lugares concretos para acercamos al público objetivo. En los cuales sucederán todas las interacciones para construir un sentido de pertenencia, identificación y reconocimiento de motivaciones e intereses.

. Crear espacios digitales que permitan un nosotros y un aprendizaje colectivo para poder visualizar una comunidad o grupo potencial.

. Pensar detenidamente cuáles son los objetivos del espacio, todo aquello que estamos esperando que suceda y las tensiones que deberemos transitar para resolverlas.

. Tener en cuenta las necesidades que vamos a satisfacer. No solo las nuestras, sino para quienes integrarán el espacio. Tengamos en cuenta que en momentos de aislamiento, el vínculo digital en parte es lo que permite seguir sosteniéndonos.

. Considerar previamente todo lo va a suceder dentro. Sabiendo que además de todas las acciones funcionales que tengamos para las que fue pensado el espacio, en este particular momento, es indispensables trabajar la sensibilidad y la capacidad de contención.

. Aprender a escuchar al público objetivo para acercarse a sus necesidades y problemáticas. Reforzando el punto anterior es indispensable trabajar la sensibilidad para continuar hablando de una comunicación vinculante.

En el medio de esta experiencia nos seguimos preguntando ¿cómo será el mundo post coronavirus?. Seguramente distinto al que conocemos hoy, porque nosotros tampoco somos los mismos en este momento, pero sin dudas sabremos que resulta elemental aprender a construir y convivir en espacios digitales que permitan el desarrollo propio y de otros.